Deseamos ser fieles a nosotros mismos y actuar de manera coherente con lo que creemos y valoramos. Queremos vivir y trabajar de forma auténtica. Esta búsqueda de coherencia está en nuestro ADN; los psicólogos a menudo se refieren a los seres humanos como máquinas de crear significado. Nuestros cerebros crean coherencia uniendo nuestra experiencia interna con lo que observamos en nuestro entorno, a través de un proceso automático de narración que explica por qué nosotros y los demás hacemos lo que hacemos. Al repetir las historias resultantes (a menudo de manera inconsciente), se convierten en guiones y rutinas que guían nuestras acciones. Y en lugar de reconocer nuestras historias como construcciones, podemos interpretarlas erróneamente como verdades inmutables, como si así fueran las cosas.

Hemos encontrado innumerables historias entre nuestros clientes de desarrollo de liderazgo y coaching que moldean la forma en que piensan y lideran, como “todo siempre es una batalla aquí”. Para bien o para mal, nuestras historias moldean lo que notamos y cómo lo interpretamos. Informan nuestra toma de decisiones y comportamiento. Si, por ejemplo, ves tu lugar de trabajo como un campo de batalla, esperas hostilidad. Estás predispuesto a atacar y defenderte. Puedes asumir que las bajas son inevitables. Puedes malinterpretar las intenciones de las personas y pasar por alto oportunidades para colaborar. Puede llegar un momento en que necesites cambiar tu historia guía por una que te permita perseguir nuevos objetivos o hacer las cosas de manera diferente.

 

Josep Ma Romances, Presidente y Fundador de Closa Capital